domingo, 29 de julio de 2012

Tributo al primer homosexual que conocí en mi vida... un gran maestro

Hace tiempo que vengo pensando en este ensayo y no estaba muy segura de cómo comenzarlo. Dado a que es un tributo a una gran persona que aportó muchas cosas a mi vida (y probablemente a la tuya si lo conociste), quiero que el escrito quede como merece. Quiero compartir con mis lectores lo que aprendí del primer homosexual que conocí en mi vida.



No estoy segura de la edad que tenemos cuando comprendemos lo que es un homosexual. Yo sé que cuando tenía 8 años, conocí a mi primer maestro de arte, que parecía ser muy alegre y chistoso. Unos de mis compañeritos (¿les suena el nombre de Juanchi?) interrumpió al maestro el primer día de clases mientras se presentaba para decirle “¡pero mistel, la gente dice que usted es pato!”. Les miento si les digo que recuerdo la reacción de Mr. Rivera, pero sí recuerdo que me sonrojé bastante y cuando llegué a casa le dije a Mami que un nene llamó pato a un maestro. Ella inmediatamente me dijo que eso fue tremenda falta de respeto y que estuvo mal. Estoy pensando si alguna vez me explicó lo que era ser pato pero la verdad, mi gente, yo no me acuerdo de cuándo fue la primera vez que oí esa palabra, ni tampoco recuerdo cuándo me dijeron lo que significaba.



En fin, a Mr. Rivera no le gustaban las mujeres (al menos eso se decía) y para mí, pues, simplemente era parte de su personalidad. Jamás fue un motivo para ser irrespetuosa o dejar de tomarlo en serio. Siempre surgía ocasionalmente un chiste acerca de él. Las madres le hacían burla de cómo hablaba más afeminado que ellas mismas, dejando las manos moverse más que vientos huracanados, y los chicos se imaginaban si habría de tener un novio o no. Un día llegó cantando muy alegre y dijo “Ave María, pero qué cosa más bella he visto en la autopista”. Los chingos de muchachos a coro le gritaron, “¿una mujer?” y el maestro, con cara y voz sarcástica les gritó de vuelta, “¡No, un hombre!”. Y yo pensé, “no, no fue una mujer” (tenía como 11 años, ya sabía leer sarcasmo al revés, ‘ndito mister no tenías que aparentar).



Así que para mí, la homosexualidad era solo parte de la personalidad del maestro. Las madres se decían entre sí, “tu sabes, el patito” para diferenciarlo de otros instructores. Yo sabía que él era así, pero nunca cuestioné si era malo o bueno; jamás me senté a analizar eso. Ese era Mr. Rivera, qué sé yo, y el día que no fuera gay pues no era Mr. Rivera, en serio. Era como decir que era un hombre alto, blanco, flaco, bilingüe, enseñaba arte y era gay, ya. No sé si entienden lo que estoy tratando de decir. En una forma más clara, no había nada malo con él, ser gay resultó ser parte de la bella persona que siempre ha sido.



El mister de arte era un mister de verdad. Hoy como adulta le doy tantas gracias a Dios porque lo puso en mi vida. Era un genio del arte, te convertía cualquier porquería en una pieza de arte digno de museo. Era la persona encargada de decorar para las actividades navideñas, las graduaciones y los eventos especiales. Pintó todo un muro que mostraba el encuentro de Colón con los nativos caribeños. Nos enseñó a hacer figuras de yeso, a pintarlas, a coser fieltro y hacer pequeños peluchitos para los árboles de navidad. Empecé a dibujar con él, tenía tantos colores de pintura que era increíble (¿recuerdan que echaba las pinturas en potes de Tang?). Escribí mi primer cuento para su clase, a mis 8 años. Mister nos dio un proyecto que consistía en crear un televisor usando una caja. Luego, teníamos que escribir una historia, dibujar las escenas más importantes, pegar las escenas juntas en secuencia, pegar la primera escena a un rollo de cartón de papel toalla que previamente se había puesto atravesando la caja, enrollar las escenas, y pegar la última escena a otro rollo de cartón paralelo al primero. De esa forma teníamos una caja con una pantalla cortada, dos tubos de cartón atravesando la caja de lado a lado, y para ver la “película” había que girar el primer rollo y contar la historia, escena por escena, hasta la última. Para este proyecto, escribí mi primer cuento (del que escribiré en el futuro, es sorprendentemente interesante, se los prometo).



¡A Mr. Rivera le encantaba la música! Tenía un radio to’ jodi’o que siempre prendía. Cuando la canción de “Macarena” salió, se ponía a bailarla por todo el salón. Yo lo quería tanto que cuando los que la cantaban fueron al Show de Marcano (o Luis Vigoreaux, los dos no hacen uno solo, no importa), pegué un radiecito que Mami me había regalado frente al televisor y traté de grabarlos cantando la Macarena con un Christmas Mix, pero en verdad no se oyó nada, jajajaja. Cuando llegaban las navidades, tenía un casete de bombazo navideño que tenía quema’o de tanto que le daba play. Pero les voy a decir algo, el día en el que no se tocara eso en la clase de él, no eran navidades (les voy a dejar la referencia del bombazo navideño aquí: http://www.youtube.com/watch?v=sTC7ZzZ12HM&feature=player_embedded ). Una vez (o varias veces) se dejaba crecer la barba para ponerse algodón en ella y hacer de Santa Claus, uno bastante flaco. Nuestra clase graduanda (1997) era de los Dalmations, y nos pintó todo un muro de los dálmatas con huesos y les escribimos los nombres adentro (¿se acuerdan?).



Entre varias cosas, hubo una que siempre se quedó conmigo. Cuando yo era parte de su salón hogar (quinto grado creo), todas las mañanas el maestro compraba una libra de pan con queso Indulac. Cortaba el pan para todos nosotros y lo comíamos con pedacitos de queso. Hasta Mami cachetió del pan con queso ese. En aquel entonces nos parecía un gesto bonito de su parte. Yo no comprendí por qué lo hacía hasta que me volví maestra y comencé a traerle desayuno a mis estudiantes en Río Piedras. Claro, ¿se imaginan lo que es enseñarle a un grupo de chicos con hambre? Es una de las peores pesadillas de un maestro. Y el mister lo sabía, y lo entendía (tengo los ojos agua’os escribiendo esto). Mr. Rivera estaba consiente de la pobreza en la que vivíamos en Factor; él también vivía allí. Y él lo hacia casi a diario, no era como cuando los otros maestros nos traían picadera en las fiestas de fin de semestre. Él nos quería mucho, aun cuando le hablaba malo a algunos estudiantes que lo ponían por el techo. Un día le gritó a uno que del susto salió corriendo del salón y no volvió hasta el día después. Siempre nos enseñó a mantener estándares de excelencia con respecto a nuestros trabajos; nos decía, “tienen que hacerlo perfecto porque Dios los hizo y Dios es perfecto y ustedes son perfectos”, pero era gritando, jaja.



Estas fueron las cosas que aprendí del primer homosexual que conocí en mi vida. Me enseñó a siempre estar de buen humor y a ser creativa. También a pensar en los demás y a encaminar a alguien cuando lo que hace no es precisamente lo correcto. Aun hoy día no sé de qué murió, oí muchísimas versiones como que fue de cáncer, de sida, de alguna cosa extraña. Ocasionalmente se enfermaba; Mami recuerda verlo muy delgado y pálido a veces. Se murió no mucho después de nuestra graduación, quizás en el 1999 o el 2000. Pero yo estaba chamaquita todavía. Y sé que muchos de ustedes se acuerdan de él con cariño. Nos inspiró a muchos a seguir por carreras artísticas. Son pocos los maestros que se paran en una panadería a comprar pan y queso para sus chiquillos.



A mi maestro Jaime Rivera de Jesús, gracias por haberme enseñado a hacer arte de nuestra pobreza, y a comprender desde una temprana edad que las personas diferentes son absolutamente maravillosas.

domingo, 22 de julio de 2012

Para él fue un chiste, ¿lo será para ti?

Al escribir esto, siento cómo todavía me tiemblan los sesos por dentro, del coraje, claro está. Quizás pudo haber parecido algo insignificante, pero para mí, definitivamente fue una conversación atípica, irritante y hasta cierto punto ofensiva.



Déjame explicarte qué fue lo que pasó. Estaba hablando con un hombre y me preguntó varias cosas para tratar de confirmar que las puertorriqueñas somos “guapas” (violentas) como se ha regado la fama. En una, me preguntó acerca de un chico con el que salí un tiempo y cómo nos dejamos de hablar porque él decidió seguir viendo a otras féminas a mis espaldas. Suponiendo que me alteré cuando supe de ello, le dije que no, que simplemente dejamos las cosas ahí. Entonces me dice, “bueno, ¿y si ese hombre te hubiese meti’o una pescosá?” Mi respuesta fue que sería la primera y la última.



El hombre comenzó a decirme que lo estaba asustando al decir eso. Y la verdad fue que me alteré bastante, por varias cosas: ¿De cuando a acá es normal preguntarle a mujer (o cualquier persona) acerca de su reacción bajo una situación de violencia? Con campañas mundiales y casas para mujeres protegidas en todo el mundo, ¿cómo es de sorprenderse que una mujer reaccione negativamente antes una situación hipotética de violencia? ¿Cuál se supone que fuera mi reacción? Y aquí continúo el escrito. A la tercera pregunta, respondo que mi reacción es, y siempre será, defensiva. Para los que me conocen (y los que no lo sabían), vengo de una familia con un extenso historial de violencia domestica. Les cuento algo muy, muy personal, así que atesoren estos secretos que de alguna manera dan forma a mi persona.



Mi madre es sobreviviente de violencia doméstica. Cuenta ella que se casó con un hombre al que no amaba por escapar de un hogar en el que su padre había ejercido una posición de dictador. Este hombre con el que se casó resultó ser el padre de mis dos hermanos. Habiéndose mudado a los EEUU (1970s, segunda/tercera oleada masiva de boricuas al norte), los golpes físicos y emocionales fueron devastadores. Según cuenta, ella no salió de la situación inmediatamente por temor a no poder criar a sus hijos sin padre, además de vivir en un país que no era el suyo. Para acortar la historia, dice que la última pela que este hombre le dio fue enfrente de mi hermana mayor (que estaba de niña) y que despertó en el hospital. Se vio a un hilo de morir. Al comprender esta situación, decidió que su vida y la de sus hijos era mucho más importante que un sueño cliché de mantener el núcleo familiar. Siempre me conmueve pensar en esta historia porque un golpe más hubiese aniquilado a ese ser tan maravilloso que ustedes todos conocen; además, yo no hubiese nacido.



De igual forma, mi hermana también es sobreviviente de violencia doméstica. Su primer esposo (con el que se casó también por seguridad económica) fue un animal con ella. Cuando se mudaron a Puerto Rico por un tiempo, yo oía sus gritos y escuchaba cuando se tiraban cosas entre ellos. Y ese no fue el único. El padre de mi sobrino le pegaba, aun cuando estaba preñada (que gracias a Dios es un niño muy normal y muy querido). Mujeres hermosas, inteligentes, brillantes, llenas de vida, y saber que fueron aplastadas por cerdos hechos de mierda y porquería me irrita en extremo.



Siempre recuerdo la vez que tuve que preparar una presentación para la clase de sociología y a nuestro subgrupo le tocó el tema de la violencia doméstica. Se me ocurrió la idea de invitar a Mami a hablar acerca de su experiencia, pero pensé que algo tan traumático sería difícil de revivir y relatar. Así que entendiendo que no perdía nada preguntándole, me le acerqué (con un poco de susto) y le pedí que colaborara con mi trabajo, yendo a la escuela y dando una breve charla. Ella solo me preguntó el día y la hora; ese día se apareció muy bonita y maquillada. La charla que nos dio fue una muy acogedora y aun recuerdo las caras de mis compañeras atentas y haciéndoles preguntas interesantes. Si eres una de las que estuvo ahí y lo recuerdas, estoy segura de que sabes de lo que hablo, y te doy las gracias por haber oído a mi madre.



Al mismo tiempo que pasó esto, recuerdo que también había una campaña contra la violencia doméstica que informaba de cómo cada dos semanas una mujer es asesinada a manos de su compañero consensual. Al final instaba a la comunidad a reaccionar porque de seguir así, los cementerios se iban a llenar de mujeres. (Acabo de releer esta oración y me detuve… el alma me dejó de respirar por un momento). Un cementerio lleno de mujeres, como si fuera el lugar designado para un género específico. Merecedoras de la muerte, aquellas que dan vida, ¡y lo hacen más de una vez! ¿Cómo es que pasa esto? ¿Cómo es que mi madre sigue viva después de todo eso, y mi hermana? Por eso le doy gracias a Dios de que nunca me ha pasado, ni tengo planes de que pase. Y lo digo en serio.



Así que este fulano le estuvo malo que yo reaccionara mal a su “bueno y si ese muchacho te hubiese meti’o un bofetón”… ¿Coño, te parece poco? ¿En realidad existen seres que piensan que sugerir esas situaciones es algo normal? Trataba de decirme que entendiera que era una cuestión infiltrada en nuestras culturas. Claro que tuve que vestirme de LACS y decirle que comprendo totalmente las raíces del marianismo (termino utilizado para ilustrar el concepto de la mujer como un ser sujetado, dócil, obediente, temeroso y sin hacer cuestionamientos como María la Virgen [esto no es para ofender la religión, es para subrayar el mal uso o la tergiversación de ello]) que llegó a nuestras tierras con la corona española (católica), derrocando el sistema matriarcal (sí, nuestros indígenas seguían la línea de la madre para escoger a los caciques). También le dije que puedo entender que estas actitudes continúan existentes entre las poblaciones que no han tenido contacto con otras culturas. Y encima de eso, le dije que el hecho de que todavía algunas personas perpetúen esas ideas, yo no tengo planes de permitirlo, ya que las nuevas generaciones hemos aprendido diferentes formas para solucionar diferentes situaciones que no requieren la violencia.



¡ME NIEGO A ACEPTAR QUE LA VIOLENCIA A LA MUJER ES ALGO NORMAL Y POR CONSIGUIENTE, ACEPTABLE!



Quiero terminar este escrito con las siguientes ideas: No apoyo la violencia EN GENERAL. Por eso no apoyo a la guerra. Estoy consiente de cómo hay mujeres que matan hombres también; para mí la violencia doméstica no es cuestión de género, es cuestión de inseguridad y poco valor. No se lo justifico a nadie, a menos que sea por defensa propia. También estoy consiente de que NO TODOS LOS HOMBRES SON IGUALES. Este escrito no está dirigido hacia el sexo masculino, está dirigido contra la violencia consensual (que incluye relaciones hetero/homosexuales, filiales y casuales). La violencia doméstica nos afecta a todos. Si no lo crees, relee este texto y leerás que para mí no es viable ni en chiste.

domingo, 15 de julio de 2012

Pájaros raros (segunda parte)

Hace años escribí un breve ensayo/relato acerca de los pájaros raros, refiriéndome a ciertas personitas que se pasaron de chistosos conmigo un domingo. Hoy lo recuerdo y me rio como muchos de ustedes se rieron; esta vez mi risa es en forma de interrogación (mitad risa, mitad línea recta con punto final). Básicamente, postulo la siguiente pregunta: ¿qué le esta pasando, o le ha pasado, al género masculino en el siglo XXI?
Tan solo hoy (¡un día!) he recibido tres comentarios negativos de tres caballeros distintos y me he quedado con cara de :S. Todo por cosas que ni sentido tienen, mi gente. El primero, un amigo español que conocí en un chat online, me dijo que tenía ganas de hablarme. Le dije que si quería que yo podía llamarlo o hablar por micrófono. Mi amigo europeo tartamudeó… y dijo que había tenido una mala experiencia por hablar mucho con una mexicana, se enamoró de ella, y la dejó al darse cuenta que la distancia lo hacía imposible. Sí, todo esto porque le dije que podíamos hablar… cuando él fue el que dijo que quería hablar… y después entre mil palabras me dice que no… aunque yo pagara la llamada con mi dinero… él me dice que no. Así que lo dejé hasta ahí, y le hice ver que yo no estoy para dramas acerca de llamadas que hacen sentir a los hombres como si estuviesen frente al altar.
El otro es un panita boricua que conocí a través de un perfil. Las primeras conversaciones que tuvimos fueron acerca de la religión hoy día, de cómo ambos pensamos que hay muchas doctrinas falsas, y de que cómo Dios le había revelado el anticristo (les juro que cuando me dijo eso, ya yo sabía que esto no iba para nada bueno). Últimamente cuando se conecta, solo quiere bellaquear (sí, eso mismo, lo escribí, no hay mejor palabra para eso) y por no hacerlo me tilda de old fashioned, anticuada, aburrida, etc. Con los mismos insultos me recibió hoy porque no me puse “cuera” con él. Y encima de eso me dice que todo lo que digo es un disco rayado, que las mujeres y su drama, que yo lo estaba ayudando a aburrirse. PERO SI ÉL FUE EL QUE ME BUSCÓ PRIMERO Y ADEMÁS ÉL ME HABLÓ DE QUE UNA CELEBRIDAD ES EL ANTICRISTO, QUE TIPO DE DRAMA ES ESTOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOO. Y terminó la conversación diciendo que gustaría de presionar entre su dentadura frontal mis glándulas mamarias… disco rayado, ¿no?
Cerrando con el tercero (mentira, me acaba de llamar otro pájaro por teléfono encojona’o, recuérdenme añadirlo después pa’ que se rían), ese sí que se llevó el Oscar de las telenovelas. Entra al Messenger y me llama mujer falsa, superficial, y que hablara con otros que no supieran quien realmente soy. Si alguno de ustedes sabe quién soy en realidad, no debe hablarme porque soy una mujer falsa, rata inmunda, animal rastrero, escoria de la vida, adefesio mal hecho… todo porque le dije que lo llamaría hoy y ahora mismo todavía no son las 6 PM y todavía no lo he llamado. Solo por eso. Ah, que bello es todo, insultos y pendejadas por todos lados, c’est la vie!
Me estoy riendo porque me imagino que deben estar pensando: “esta boba hablando con gente online sabiendo que eso no es real”. Pues en defensa propia, les cuento que en la vida real el drama no cesa, y es más, tiene todos los elementos de un cuento/novela (introducción, desarrollo, punto culminante y conclusión; a veces coda también… no se les olvide que también soy maestra de Spanish!). Hace un año me enamoré de alguien que conocía de años para que al final me dijera que solo quería tener sexo conmigo, dado que fue el único tipo de conexión posible (y me alegro de que la conexión no sucediera… imbécil). Después me enamoré de otro que es hermano de la bella genio porque después de compartir tantas cosas conmigo, se volvió a meter en la botella y jamás volvió a aparecer por mi campo visual ni comunicativo. Si alguien lo ve, díganle que pa’ la próxima se compre su propia botella para que me devuelva la que YO conseguí y que LOS DOS bebimos de ella. Ayer mismo le pregunté a un amigo en tono de amistad que cuándo íbamos a salir al cine o a comer algo. Su respuesta fue que cuando no estuviera saliendo con alguien… (grillos cantando). Supongo que no debería volver a salir con nadie porque la verdad todos salimos con alguien. Yo salgo con mi mai pa’l mall y pa’ la oficina del doctor (inhala… exhala… inhala… ok chévere). Tengo un amigo que le encanta flirtear conmigo pero que solo me responde los mensajes de textos cuando le da la gana. Chistosamente, fui a visitarlo y mientras hablábamos respondía a los muuuuuuuuuuuuuuuuultiples mensajes de textos que recibía frente a mí, a la que casi no le responde, en mi cara me demuestra que sí los recibe y que sabe usar el teléfono para responder, mientras habla conmigo, que me costó días conseguirlo… ¡qué coj****!. Ah, casi se me olvida, el último pájaro me acaba de llamar porque tiene un problema en su apartamento y se me alteró diciendo que se quiere mudar por eso, cuando muchas veces me dijo que quería ser parte de mi vida, me ha abrazado fuertemente, me ha dicho lo hermosa que soy y que promete buscarme más a menudo. Hoy cumplió su palabra de buscarme para agriarme la existencia… ah, creo que tiene que ver con el hecho de que debe renta y yo trabajo en la oficina de cobros de renta… ¿ustedes creen que se pone buena gente conmigo por eso? No sé, no veo la correlación…
Entonces, ¿qué les está pasando a los hombres? ¿Por qué están como manada de elefantes, desquiciados y dementes? ¿Por qué la necesidad de querer lastimar a quien solo quiere hablarles? No puedo numerar las tantas quejas que he recibido de los caballeros diciendo que las mujeres son todo drama, todo dinero, todo frialdad, todo vanidad. Chamacos, ahora yo soy la que tiene que pararse como monumento y sugerirles: Dejen los juegos, dejen de quejarse, dejen de confundir los objetos con los sujetos, dejen de alimentar sus propios intereses… déjenme en paz porque entre el mundo virtual y el mundo real ya no se están diferenciando. Sean transparentes, las mentes humanas no fueron hechas para moldearlas a sus antojos. Por favor, brinden un momento de respeto por la humanidad de los demás. ¿Qué les está pasando? ¿Por qué no los entiendo? No entiendo lo que dicen, mucho menos lo que hacen. Cálmense, y vivan, solo eso. No hay que huir de nadie, no hay que agraviar a nadie. Inhalen… exhalen…
inhalen…exhalen… vivan.