domingo, 25 de diciembre de 2011

Mi regalo de Navidad para Mami


El regalo más bello en la historia del ser humano: un Dios que se le acerca lo más posible al hombre; desde el vientre de una mujer amorosa inicia su camino de enseñanzas y bondad para el mundo entero. Aún el niño Dios se tomó nueve meses para humanizarse. Si Dios creó a la mujer desde el inicio para que, al existir madres, Él mismo pudiera estar entre nosotros, entonces eso explicaría todo el misterio que rodea a nuestras dadoras de vida.

La mía tiene sus misterios también. Una gran mujer, eso sí puedo decirles. A veces intento figurar qué es lo que pasa por su mente cuando se sienta sola, en silencio, mirando algún mundo que quizás nunca llegaré a conocer. Ese lugar secreto… debe ser allí donde guarda su magia para sanar, amar, y hacer todas esas cosas que por más que intento, no me salen como a ella.

Yo me acuerdo de ella. Tengo que acordarme de ella, así siempre mantengo el corazón inclinado hacia su benevolencia. No se por qué su voz no ha cambiado en los 26 años que la conozco. Tiene una onda impalpable de humanidad. Siempre ha sabido dictaminar el “no” con firmeza, el “no se puede” con la mano encaminando hacia el “sí se puede”. Mi madre es un ser tan racional, que desde mi niñez, siempre me explicaba la falta de nuestras carencias sin mencionar la palabra “pobreza”. Nunca me dijo que éramos pobres, y por tenerla aún conmigo, ninguna de las dos los somos.

Ella le dice a la gente que yo soy fuerte. ¿Por qué les miente? Si la misma palabra “fuerza” se inventó cuando esta mujer se enfrentó al mundo por mí y por todos sus seres amados, ¿por qué dice que yo la sostengo? Yo la he visto desnudarse de sus ropas multifacéticas para simplemente existir como un ente de amor y luz. Muchísimos la hemos visto como un ángel que nos recuerda de la misericordia divina, y lo hace diariamente, ¿sabían eso? Así mismo, la he visto quitarse el manto, la aureola y las alas, y devolverle eso y más al cielo, con el dolor que destruye mundos y universos. Y cuando eso pasa, simplemente se sienta, callada, y mira las manos del viento, las que empujan el tiempo, el espacio y todo lo que envuelve la prueba de que un Dios existe, porque la trajo a mi vida.

Yo no soy madre aún, por eso muchas veces no la comprendo y no entiendo cómo es que se atreve a caminar en paz sobre múltiples campos minados, sabiendo que ahí acabaría todo. ¡Pero no acaba! Con lo que he visto, creo en la indestructibilidad de este ser. Y cuando más fe tengo de que ella está hecha de acero, titanio e inmortalidad, ahí, es cuando se vuelve frágil, y pareciera que el mundo, los años y el tiempo le hacen frente en la batalla. Y me da miedo, el mismo que sentía de niña cuando el mundo parecía un monstruo hambriento, cuando los amiguitos en la escuela peleaban conmigo; el mismo miedo que sentí cuando tuve mis abandonos y pérdidas. Todo eso se amedrentaba tan pronto ella me tomaba entre sus brazos y me recordaba de su eterno amor. Mas ahora la miro, frágil y cansada, y lloro por dentro, de rabia, porque no puedo curarla como ella lo hacía conmigo. Mis palabras y mis afectos son intentos fallidos comparados a los que infinitamente ella me ha brindado toda una vida. Yo sólo espero que ella siempre sepa que yo nunca podré demostrarle lo mucho que la amo porque nuestra lengua no ha evolucionado lo suficiente como para explicárselo.

Yo no conozco a Mami sino por ser un rayito del amor de Dios. Por ello, el que no la quiera o no la acepte, ha demostrado ser una criatura digna de toda lástima y repudio, y no lo quiero a mi lado ni ahora, ni en las futuras existencias, si es que existen. Mami ha sabido quedar mal con otras personas y compromisos por estar a mi lado. Ella ha sido la única persona que con actos me ha demostrado que vale la pena quedarse conmigo, aun cuando tenga coraje conmigo o cuando no me comporto como la mejor persona. Yo espero no haberle roto el corazón; no haber sido la causante de las tantas lágrimas que ha dejado libre porque no pueden compartir el mismo espacio con el dolor que la vida le ha cobrado. A veces me he preguntado si he hecho algo para que ella se ponga triste. ¿Será que existe un perdón apropiado para eso? En el corazón de ella, sí.

Así que, ¿esto es Navidad? Para mi, sí. El niño llegó al mundo sin lujos y su madre, al no poder ofrecerle nada, dejó que los Reyes le trajeran regalos. La mía, en cambio, tuvo el beneficio de ser madre y reina, otorgándome el regalo de ser quien soy gracias a ella, y por recordarme diariamente que su amor hacia mí va de la mano con la gracia de Dios

Mamá, te amo, gracias por estar a mi lado. No sabes lo feliz que me haces con tu presencia y tu constante amor. Dios te bendiga siempre.

lunes, 24 de octubre de 2011

Con pavo entre los dientes


Me siento a la mesa,
con sonrisa de pavo.
Me harto como un Rockefeller;
quizás como un Trump.
No importa, estoy harto.
Tengo carne entre los dientes.
Y esta vez, Dios no me castiga,
porque lo hice para agradecerle.
Me acordé después de fecundar el bolo;
no acostumbro dar protocolos
antes de servirle a la Glotonería.
Pero tengo que dar gracias, por la tradición
de pronunciar la palabra, de encender la lengua.
Y comenzar el rito pavístico:

Lord, te doy las gracias
por el pavo que me llena, porque estaba lleno
de vegetales que los inmigrantes recogieron,
los que ayer fueron regresados por correo;
fueran esclavos, trabajadores o reos,
da igual, extranjero, extraterrestre, extrawhatever.

Gracias porque sus hijos se quedaron aquí,
comiendo un American feast.
Y los míos me tienen a mí.

Gracias porque hablo tu idioma,
y no del que recoge la basura.
El que es cómplice de la usura
de los hijos que quedaron aquí.

Gracias por esta tierra
que promete sueños por televisión,
pero entrega pesadillas
a los que comen quesadillas,
a los que vienen de las guerrillas,
a los que se doblan en cuclillas
para invadir mi nación.

Por ella, también doy gracias
porque protege al mundo entero…
¡Gratis!
Porque el que no se parece a mí, es anatema.

Gracias por iluminar nuestra raza.
En el próximo censo, añadiremos “terrorista”
en las categorías esencialistas.
Hay que preparar esas listas
con todos los orientalistas…

Gracias por ser americano.
Porque hasta el nombre de Magallanes es mío,
aunque ellos no lo saben, o lo nieguen,
igual, es ignorancia.

Gracias porque somos el Norte,
la estrella que el mundo entero persigue.
Ser como yo, no lo consiguen.
Yo vengo de un linaje de puritanos náufragos,
los redentores de este mediterráneo.

Gracias por mi historia,
porque mediante ella, demuestro que existo.
En esta panacea no hay racismo,
sólo un intrépido intelectualismo.
¡Si no fuera por el canal allá abajo
no hubiese una Sur América!

Gracias porque el capitalismo es mi nacionalismo.
Porque generando deudas, generamos empleos
y generamos un mundo que nunca descansa,
que se enferma, y necesita drogarse
con nuestros remedios, no con los que llegan
sin identification a nuestro país.

Gracias porque no soy minoría.
Porque aún creemos que la descendencia de Parks
se ve bien en el asiento de atrás,
en las casas de atrás
en la educación de atrás
en la celda de atrás
en la fila de atrás.
¡No es para más!

Gracias por aquellas gentes
que generosamente se explotan;
para que encontremos los mejores precios
y tengamos los mejores mercados
que compiten con países
que no sé pronunciar.

Gracias por esos mundos
que paren oro, preparando nuestro camino
hacia la indestructible eternidad.
Por el Sur, que nos define,
porque no somos como ellos.
A México, por las maquiladoras, el tequila,
y por los criminales que mantienen trabajando
a nuestros ángeles, guardianes de las fronteras.
A Guatemala por ofrecer a sus presos
para la cura del sífilis;
para que sigamos siendo promiscuos.
A Costa Rica, por aceptarnos como su único salvador
y convertirse a nuestro culto capitalista.
A Panamá, que le dimos la identidad que no tenía
al separarla del café, las drogas y las FARC.
Al Cono Sur, que inmortalizó nuestra imagen
de redentores en medio del tumulto.
Agradecemos al petróleo por antagonizar
a Venezuela y Cuba aún más de la cuenta.
A Puerto Rico, porque nos suplirá la munición
para la Tercera Guerra Mundial.
Porque sus mujeres donaron sus vientres
para el consecuente libertinaje sexual.
Y porque no votan, porque de ser así,
estaríamos comiendo tacos en vez de pavo.
Gracias por Asia, por las vidas que se entregan,
para que en Walmart las cosas no salgan
por más de 5 dólares la pieza.
Y África, por sus diamantes,
llenos de lágrimas de párvulos,
los que compro cada Navidad para mi esposa.
También por su excentricidad,
Porque por ser diferentes, me hacen mejor.

Gracias por el deporte de la guerra.
Porque batallamos contra el mal que desconozco.
Porque destruimos familias, lenguas, culturas,
instituciones, sueños, esperanzas, mapas,
soles, lunas, estrellas, universos,
las sombras de lo que me amenaza,
la silueta del monstruo en el armario.

Gracias porque mi pantalón casi se revienta,
como el del resto de la nación, ¿verdad?
Aquí nos libraste de la undécima plaga de Egipto.
Aquí no hay pobreza, sólo gente que no come pavo.
Para no engordar. ¡No se puede engordar!
Sin anorexia ni bulimia nuestras hijas no se casan,
y nuestros hijos no tendrían mejores expectativas.

Gracias por el bisturí, que termina los senos, arrugas,
nalgas, barrigas, labios, corazones, almas
sentimientos, espíritus y metas
que nuestra televisión aniquila.

Y gracias porque el dinero nos acuerda que
“In you we trust”; por lo que
creamos leyes para crear más crímenes.
Y así, fortalecer el brazo de justicia
de esta nación, de esta casi galaxia terrenal.

Gracias por la comida que aún tengo
entre los dientes.
Por los niños sin los parientes.
Por las otras gentes.
Los medios insistentes.
Por hacernos inteligentes.
y también diferentes.
Por tener otros lentes,
y no ver personas, sino clientes.
Por el poder inherente
de corregir al irreverente.
Por hacerle frente
al enemigo inexistente.
Por tener en mente
atropellar al disidente.
Y acordarle al del oriente
Que comer pavo me hace excluyente.

lunes, 26 de septiembre de 2011

Cuando se ama tanto


Al final, son sólo nombres;
deshumanizados, ladrando.
Los veo en la calle sin dueño,
sin autoridad ni respeto por aquello,
lo que tenían cuando los amé.

Y lo peor es que no tenían nada,
y aún así los amé.
Toda la vida amando vacíos,
queriendo crear universos
dentro de hambres sin fondo.

Soy más mujer hoy, ahora mismo.
Miro al pasado, como si en él
hubiese sabido que me miraba encelada.
Todavía me pregunto cómo pasó,
cómo Dios pudo hacer hombres
de todo el polvo y tierra que adoré,
porque yo no lo logré.

Cuando se ama tanto, así mismo,
se ven mundos cristalizados;
dulces, salados, manoseados.
Se respira sangre de vida
y se muere al escupirla.

Jamás vi a los hombres que sentí.
Objetos de amor, licor testosterónico,
fuego que ardía frente a mí…
frente a mi singularidad
mi sombra y yo nos amamos.

Los recuerdo a todos ahora
con una sonrisa de qué se yo.
El tiempo, la lluvia, los golpea,
les acuerda, les muestra el camino a casa.
El Sol no es eterno concubino.

Cuando se ama tanto, desmedido,
sólo la lluvia moja la sombra.
Y vuelvo a amar.

jueves, 16 de junio de 2011

Compartiendo mis preguntas con mis lectores


Este fue mi desayuno esta mañana:

1. Pensar diferente al resto de la sociedad tradicional, por lo que eventualmente se produce una lucha por encajar dentro de ella. Esto incluye la autosuficiencia, la determinación sin inhibiciones, ver a Dios fuera de la religión, ver al hombre como una opción y no como necesidad, ser feliz cuando implica la infelicidad de los demás, entre otros.

2. Amar la educación y la instrucción porque te hacen más prudente, inteligente y sabio. En cambio, por obtener una preparación por gusto propio se debe enfrentar las consecuencias de ser considerada una persona irregular, disidente y problemática. El hecho de tener un punto de vista y análisis que varían de una gran porción de la comunidad donde uno vive hace que uno no sean tan agradable a los demás, por lo que consecuentemente no disfruta de ciertos privilegios “normales”.

3. Una mujer educada tiene acceso a grandes potenciales, pero no a grandes amantes. Se ve arrancada de sus deseos de estabilidad emocional porque domina en todos los ambitos restantes de su vida (y pues no se puede dominar en todo, ¿verdad?). Es como si la sociedad dijera: si tienes todo lo que necesitas, ¿por qué buscas pareja?

4. Hasta cierto punto, la homosexualidad se convierte en una amenaza. Siendo el género masculino una minoría en el globo terrestre, muchos de ellos están expresando su ingreso a la comunidad gay. Muchas de las mujeres que son heterosexuales deben enfrentar la soledad, pues otras homólogas suyas han despedazado a hombres buenos, o los hombres buenos ya encontraron a alguien, o los que quedan hacen un trabajo fenomenal acordándoles las bendiciones de la soledad, o el resto es gay. Además de que socialmente se acepta más la relación hombre-hombre que la de mujer-mujer, ¿cómo muestra uno su respeto a la diferencia sexual a la vez que esa misma diferencia pone a uno en tres y dos?

5. Con las redefiniciones de lo que la palabra “género” significa en el siglo XXI, ¿en qué posición queda la mujer? ¿Qué es ser mujer hoy día? O, llevando la pregunta al otro extremo, ¿qué significa ser hombre ahora? ¿Qué debe una mujer esperar de un compañero en estos días? Por sencillo que parezca, esta situación abre puerta a muchísimas confusiones y malos entendidos; en especial cuando se derrocan viejos estereotipos para plantear nuevos.

6. ¿Qué pasa si tenemos el deseo de cometer nuestros propios errores, evitando los de nuestros antepasados? ¿Qué pasa cuando no seguimos los mismos patrones de juventud, vicios, relaciones, trabajo, convivencia de nuestros padres; pero tampoco los de nuestra generación? ¿Por qué ciertos errores son aceptables pero ciertas innovaciones no? y ¿por qué tantas preguntas? Se supone que esto fuera sencillo, o sea, vivir se supone que fuera algo fácil de manejar. Quizás no.

7. ¿Se supone que yo encaje en el mundo, o el mundo encaje en mí? ¿Quién recibe el servicio? ¿Qué es el mundo? ¿Quién soy yo en él y qué es el mundo en mí? Y si el mundo y mi mundo son totalmente opuestos, ¿eso me hace ciudadana de los dos? ¿Cómo distinguir el espacio que existe entre uno y el otro? ¿Ese espacio soy yo?

8. Odiar la televisión o los medios masivos parece ser el gran anatema del siglo nuevo. Llenarse la barriga con basura y alimentar la mente con lo mismo es tener el cuerpo en la misma página. He pensado que no esta mal tener una hora de buenas noticias. El noticiero de las siete (asumiendo que todo el mundo está en casa a esa hora) comenta acerca de los padres que apoyan a sus hijos en su educación, los niños que honran a sus abuelos, los milagros en las pequeñas comunidades, resúmenes de la generosidad, el amor y la benevolencia de los desconocidos. Resalto la palabra “desconocidos” porque se llaman así gracias a los grandes conocidos del mundo que hacen todo lo opuesto a ellos. ¿Cuándo podrá verse la otra realidad del mundo por la pantalla?

9. El mito de la globalización ayuda a dejar en el olvido a millones de personas que hacen de esta existencia un viaje inolvidable. Pero es un solo globo, y se está tratando de convertir en la nueva torre que alcanzará los cielos bajo un reino y lenguaje únicos. Y como el mito anterior cuenta, la ambición del poder de uno creó la división y dispersión de los muchos. Sólo será cuestión de tiempo para ver dónde se eregirá la nueva edificación, porque el mundo no podría estar más dividido que ahora, aunque parezca lo contrario.

10. Extraño la sencillez que nos hacía seres humanos. En este punto no sé qué más decir porque no sé si me comprenderán, ya que esto no es un mensaje de texto, o un mensaje instantáneo, ni un correo electrónico. Recuerdo como en segundo grado la ortografía y caligrafía parecían ser temas de importancia para los mayores. Ahora, si no sabes abreviar un mensaje a su mínima expresión, puedes tener un serio problema de falta de actualización. Xq 100pre q2 =mente inkieta i tambn loliando…?

11. Los quiero a todos, aunque siempre tenga la mente maquinando… y esta es mi lucha diaria.